lunes, 23 de julio de 2012

O Bella Ciao, Londra!


Esta tarde me he ido a dar una vuelta. Sé que no será la última, pues me quedan 3 días en Londres e intentaré exprimirlos al máximo. Pero me ha entrado la nostalgia y no puedo evitar escribir estas líneas a estas horas intempestivas.
Londres me ha acabado enamorando aunque no me guste reconocerlo. No me gusta reconocerlo porque eso significaría reconocer que quiero volver a vivir aquí, y es algo muy duro de aceptar para mí. Eso significa separarme de mis seres queridos, pues ellos seguirán allá y yo volvería aquí. La distancia, qué puta es.
Baker Street, calle conquistada por la audacia y vivacidad de Sherlock Holmes (algo que todavía me quedará por conocer más a fondo). Oxford Street y Regent Street, la crême de la crême en cuanto a tiendas (si quieres evadirte del mundo y la gente, éstos NO son los mejores lugares. Si quieres sentir cómo vibran los londinenses ESTOS son los mejores lugares). Picadilly Circus, el punto de encuentro de la gente (lugar de inspiración, siente el verdadero Londres). Soho, barrio de fiesta y ambiente (aquí he descubierto grandes cosas del mundo que creía inexistentes). Trafalgar Square, alfombra de entrada a la National Gallery (comer en las escaleras de la entrada del museo, al frente de la columna de Nelson, de las fuentes y con el Big Ben a lo lejos, toda una gozada). Big Ben, majestuoso Parlamento (edificio cumbre de Londres: O-BLI-GA-TO-RIO). Hyde Park, paseos para recordar, de los que calan hondo en el corazón (naturaleza en estado puro en medio de una jungla urbanita de edificios inconmensurables). London Eye, el ojo que todo lo ve (recomendable subir para decir que has visto Londres en su plenitud, imprescindible hacerlo con la cartera llena). Paseo a orillas del Támesis, de los que te hacen llorar recordando buenos momentos (nostalgia innata que a cada paso que das te hace recordar lo bella que es la vida). Tower Bridge, atardecer como pocos (si quieres ver el ocaso con el ‘skyline’ de Londres, no habrá mejor lugar). Liverpool Street y Shoredith, sinónimos de fiesta (de los mejores pubs que he visto). King’s Cross y St. Pancras Station, esos edificios desconocidos (el primero, hogar de Harry Potter y del andén 9 y ¾. El segundo, simplemente el mejor edificio de todo Londres). Camden Market, sinónimo de VIDA (mercado para pasar todo el día y evadirse de los problemas que nos acechan).
Tengo ganas de regresar a España, pero sé que voy a echar de menos este recorrido, que hacía con mucho gusto con toda esa maravillosa gente que ha venido a visitarme.
Gracias Londres, por haberme abierto la puerta al mundo. Sé que tú y yo nos volveremos a ver las caras. O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao!

Bella Ciao - Diego Moreno

martes, 17 de julio de 2012

Estado de embriaguez depresiva a orillas del Támesis

Solo quiero desaparecer. Vomitar en estas líneas las cuatro palabras inconexas que tengo en la cabeza y explotar al fin. Huir. Encerrarme. Dejar los problemas afuera y no dejar que me afecten. Pero son superiores a mi e imagino que habrá que enfrentarlos.
El paseo a orillas del Támesis no me ha ayudado en nada; más bien al contrario. Pasear sólo, escuchando música triste solo ha hecho más que acrecentar las tribulaciones. Mi cerebro estalla en un sinfín de necedades que me aplastan desde arriba. El punto neurálgico de este dolor se concentra en la sien, en el entrecejo más concretamente. Entre los ojos, como si las imágenes que penetran en ellos se juntaran y produjesen un montón de cavilaciones que dañan desde dentro.
El sol a lo lejos, las nubes que intentan taparlo, el Támesis continuando su curso, ignorándome. Edificios majestuosos y suntuosos se erigen a mi otro lado y soy yo el que los ignora. Gente corriendo; paseando. Una mujer dando de comer a una paloma. Unos japoneses haciéndose fotos con el atardecer de fondo. Dos padres intentando que sus hijos se estén quietos para hacerles la foto de rigor. Una pareja se besa al inicio de su encuentro y se disponen a continuar su paseo en bici. Siento asco. Bueno, en realidad es envidia, envidia asquerosa. No solo de la pareja, sino de todos. Parece que no tengan problemas. Aunque a lo mejor yo tampoco parezco tenerlos. Total, solo voy caminando, con los auriculares puestos, mirando a lo lejos. ¿Pensaran ellos que soy feliz? Ignorantes...
Esas cavilaciones me persiguen allá donde voy: a casa. Aquí, abro la puerta y me derrumbo en la cama. Decido desconectar y que los problemas hagan su trabajo. Si quieren matarme desde dentro, que lo hagan. En suma, si me siento así, ya lo estoy.
Y como una tortuga que asoma su cabecita en la arena, mañana tendré que levantarme y gritarle al mundo que me importan una mierda los problemas.
Pero eso será mañana.
Hoy estoy en estado de embriaguez depresiva.

"Hacia lo salvaje" - Amaral

viernes, 13 de julio de 2012

Rendición

Me rindo. No hay más. Cuando termine estas líneas me habré rendido contigo. Sé que es imposible, lo he intentado (en realidad solo vagamente, lo he soñado más bien, porque tampoco podía hacer nada más) pero la situación me ha vencido. Y ahora, mientras escribo, un oleaje de bilis y desesperación recorre mis entrañas, quemándome vivo por dentro. Es el sentimiento de saber que todo acaba, de que todas esas ideas que se habían formado en mi cabeza llegan a su fin por mi propia PERO involuntaria decisión. Tú allí y yo aquí. Dentro de poco estaremos más cerca, pero de todas formas no será suficiente, porque tú ni siquiera sabes que existo. Tú ya tienes quien te abrace, quien te acaricie, quien te diga "Te quiero", quien recorra tu cuerpo con sus dedos, quien te mire de frente y haga que tu mundo se tambalee con tan solo una sonrisa. Lo peor es que tú le correspondes. Yo quería eso contigo pero no va a ser así.
Puede que en el fondo de mi alma, en realidad no me rinda. Puede que en el fondo siga guardando la esperanza, porque soy así de tonto, porque soy así de ingenuo, pero empiezo a saber que hay cosas que uno no puede manejar. Los sentimientos de los demás, al igual que por desgracia los míos, no son modificables o manipulables.
Está bien: Acepto la derrota.

Un minuto más - La Oreja de Van Gogh

jueves, 21 de junio de 2012

¿Queréis saber cómo practican el sexo dos almas gemelas?


Imagínate dos puntos de luz que se encuentran. Brillantes, radiantes, llenos de vida. Corretean uno hacia el otro hasta que se encuentran de repente. Chocan y todo lo demás se desvanece, se hace oscuro, nada más importa: solo existe el otro punto de luz. Primero, llega el desconcierto. “¿Quién es el otro y por qué ese halo que le rodea me llama tanto la atención?” Ambos puntos dan vueltas sobre sí mismos, como si se tratara de un ritual danzante. Quieren descubrir qué esconde el otro y por qué les atrae tanto. Algo irremediable se produce en su interior; no lo pueden evitar. Ese “algo” se exterioriza y ambos puntos empiezan a hacerse más grandes, y más intensos si cabe. Laten a velocidad supersónica, no pueden parar eso que sienten y que todavía no saben qué es. ¿Un punto de luz puede tener subconsciente? No importa. El caso es que su subconsciente los junta irremediablemente, hasta que se tocan y no se sueltan. Ambos desarrollan un cuerpo que hasta entonces desconocían y no pueden evadir sus sentimientos. Se les va de las manos, esas que hasta ese momento no tenían. Un beso. No se sabe de donde pero sale un beso. Luego otro. A ese le acompaña otro. Más intenso. Se desata ese latido intenso que les hace parpadear quebradizamente. Esos besos se funden en sus cuerpos, subiendo y bajando como una cabriola, arriesgando cada parte de su “cuerpo”. Sienten el pálpito del otro y uno de los puntos empieza a gemir. “¿Desde cuándo puedo gemir? ¿Desde cuándo puedo sentir esto?” Se pregunta uno. Él mismo se responde: “Hasta ahora ni siquiera podía pensar, preguntarme cosas a mí mismo ni responderme, así que no voy a buscar justificaciones”. Se tocan, se palpan y empiezan los sudores. Ese ritmo frenético les resulta imparable. Pero va a más. No sabían lo que era el control hasta que en ese momento no podían retenerlo: incontrolable. Se excitan súbitamente y pierden el control de su cuerpo, de su luz. El éxtasis llega en un momento cumbre y ambos puntos de luz estallan en una iluminación brutal. Estuvieran donde estuvieran, el silencio solo roto por los gemidos de ambos hasta ese momento se ve invadido por una luz tan radiante que daña, no deja ver más allá de lo imposible. Como si fuera inexplicable, desaparecen los dos puntos y se convierten en uno solo: más grande, más fuerte, más tenaz.
Y así, descubren que siempre habían sido, son y serán almas gemelas, destinadas a iluminar el resto del mundo con su luz exótica y desbordante.

"Underneath" - Adam Lambert

lunes, 11 de junio de 2012

Vacío


Ese agujero en el estómago que se me queda cuando me despido de la gente. Las despedidas (*suspiro*): Menuda puta mierda de invento éste. Me siento inestable, perdido, sin rumbo, mirando hacia ninguna parte. El estómago se me rompe en dos mientras veo alejarse a la gente.
Y no solo me pasa en las despedidas. Ya no hablo del hecho en sí, sino de la sensación. Te invade el frío, el desequilibrio, el sinsentido, la inquietud de una fragilidad que se ve expuesta al exterior. Estás tú frente al resto de peligros que acechan a tu seguridad. Ellos se van, no sabes si volverán, y esa inseguridad crea aflicción. La aflicción se convierte en apatía y pesadumbre. Desgana. Siento desgana por lo que vendrá. Sinceramente, no me importa.
Mis padres cruzan el control de seguridad del aeropuerto y yo sigo mi rumbo después de alzar las manos en señal de "adiós" hacia mis padres. Mi madre me mira con los ojos medio en lágrimas (intenta no llorar porque cree que yo pienso que es innecesario y ridículo). Sé que lo exteriorizo así, pero no soy capaz de decirle que prefiero que llore.
Y así pasan los segundos. Hasta que vuelvo a la normalidad después de escribir estas líneas. Imagino que después de esto no pasará nada, todo seguirá igual y el curso de mi vida no cambiará. Pero ese momento es horrible. Odioso diría yo. ¡No lo soporto!
Ese momento de quebranto.
Y después, durante un tiempo, el vacío.

"Wish You Well" - Katie Herzig

martes, 5 de junio de 2012

¿Por qué nadie me cree cuando digo que puedo volar?


D.: -Es que si os cuento lo que os quiero contar no me vais a creer.
-¡Uy! ¿Y por qué no tendríamos que hacerlo?
D.: -Nadie lo hace... Siempre que cuento esta historia me tratan de tonto...
-Venga ya Dani, no será tan trágico.
D.: -Está bien. Pero prometedme que os lo vais a creer a la primera, sin titubeos.
-Vaaaaaa, dínoslo ya.
D.: -Está bien. El caso es que sé volar. Puedo volar.
[...]
-¿¡CÓMO!?
-JAJAJAJA Venga ya... No nos tomes el pelo.
-Va, en serio, dinos lo que quieres decirnos.
D.: -Es que es eso. ¡Sé volar! ¿Veis como os dije que nadie me cree cuando lo cuento?
-Hombre, básicamente porque es imposible que sepas volar. Ningún humano puede hacerlo...
D.: -Bueno, pues al parecer yo sí. Debo ser el primero (que vosotros conozcáis).
-A ver, demuéstralo.
D.: -¡Buah! Ahí es donde sabía que íbamos a llegar. Siempre me piden lo mismo: <<Demuéstralo>>.
-Eso será porque no puedes demostrarlo...
D.: -No no, si no te preocupes que os lo voy a demostrar.
-Seguro que tiene truco...
D.: *Negación con la cabeza* -No tiene truco... Mirad, vamos a hacer una cosa: Apostemos a ver si digo la verdad o no. 5€ por persona. Los dejáis encima de la mesa, yo me levanto y me voy hasta la 'fuentecita' que hay allí. *Señalo la fuente*. Voy a levitar. Sin más. Nada de trucos. Nada de palos que me sostienen, nada de engaños de palabras, nada de cuerdas que me sostengan en el aire. Simplemente voy a volar, desde allí hasta aquí a la mesa. Si cojo el dinero que habéis dejado encima mientras yo estoy levitando, me lo quedo. Si no, todo para vosotros. La apuesta es así, palabra por palabra. Nada de trucos.
-Pero es que es físicamente imposible... Si la apuesta es así, "sin trucos", yo apuesto. Total, no puedes hacerlo.
TODOS: -Está bien, adelante.
*Me levanto y me voy hasta la 'fuentecilla'. Allí, de pie, me giro mirando hacia mis amigos y mis pies se levantan del suelo. Sin apenas hacer fuerzas; no al menos físicas. Me pongo a levitar en el suelo mientras mis amigos se quedan boquiabiertos. Oigo murmullos suyos: "Imposible", "No puede ser", "¿Cómo lo está haciendo?",... También veo sus movimientos de cabeza para descubrir el truco que estaba utilizando. "Nada de trucos", les recuerdo. Y tal que así, flotando en el aire, vuelo veloz hasta la mesa donde estaban sentados, en donde reposaba el dinero de la apuesta en el centro. Mi vuelo es casi horizontal, en diagonal... Cojo el dinero y me lo pongo en el bolsillo. Acto seguido, mientras sigo levitando, empiezo a dar vueltas alrededor de ellos, para que vean que es cierto. Pero sus rostros están desencajados. Todo aquello que solo habían visto en películas se les revelaba delante de sus ojos con una claridad impactante. Yo, crecido como estaba por el momento, culmino mi actuación reposando mi cuerpo  como si fuera una hoja otoñal encima de la mesa donde hasta hace unos segundos había dinero de una apuesta*.
D.: -¿Y bien?
-Pero... ¿pero cómo...?
-¿Qué acabas de hacer?
D.: -Volar. Os lo había dicho.
-¡¡Pero si eso es imposible!!
D.: -Ya has visto que no...
-¿Cómo lo haces?
D.: -No sé... Sólo sé que lo hago.
-¿Pero desde cuándo puedes volar?
D.: -Pues desde que tengo uso de razón, no sé. Siempre he podido... ¿Tú sabes cómo caminas? ¿Cuándo aprendiste? Pues esto es lo mismo, el mismo acto reflejo que el cerebro manda a las piernas para caminar, lo puede mandar para que mi cuerpo levite.
-¿Pero y la gravedad? Es imposible que rompas las leyes de la física Dani, las leyes de la gravedad...
D.: -Imagino que mi cuerpo entra en gravedad 0. Cuando yo quiero volar, mi cerebro envía un impulso al cuerpo y éste entra en gravedad 0...
-Sabes que lo que estás diciendo no puede ser cierto, ¿no?
D.: -Bueno, tú lo acabas de ver, ¿no?
-Ya, pero...
D.: -Pero, pero, ¡PERO!... Siempre estamos con el "pero"... Yo solo sé que sé volar, no me preguntéis cómo. Nací así y hasta día de hoy he vivido así. No sé qué me pasará en el futuro, solo sé que ahora tengo más dinero en mi bolsillo y que vosotros empezaréis a creer en cosas absurdas en imposibles.
Lo imposible puede que exista, pero la fe en uno mismo no es imposible.

If no one ever tried, we never would've known to fly...

Somos clan - BSO El rey león

martes, 29 de mayo de 2012

Yo


Quedan pocas horas para el 30 de mayo. Mi cumpleaños. Hará 21 años que mi madre sufrió lo indecible para que yo pudiera venir a este mundo.
Recuerdo en mi primera entrada a este blog que dije que un día me presentaría, pero no podía hacerlo en aquel momento porque necesitaba desahogarme, contarle al mundo que necesitaba una blanca habitación para evadirme del Universo. Bien, creo que no hay mejor momento que mis últimas horas con 20 años para presentarme. Más allá, todo será futuro inseguro.
En realidad nunca se me ha dado bien describirme a mi mismo. Será mi inseguridad, será que me conozco poco a mi mismo, o que simplemente no intento conocerme a mi mismo. Será que fuerzo la realidad para amoldarla a mis preferencias (aunque ya podría hacerlo físicamente) y por eso no me conozco... Éste podría ser un buen punto de partida. Soy una persona soñadora, pero que no se esfuerza en llevar a cabo sus sueños. Lo sé. Lo reconozco. Y no sabéis cuánto daño me hago a mi mismo al reconocerlo. Como muy bien dije en una ocasión: "Estoy seguro de que en otra vida yo fui el inventor de la procrastinación".
Evado responsabilidades, de forma que no puedan herirme. Me hiere el miedo. Y a eso precisamente tengo miedo: Tengo miedo al miedo. Es mi peor pesadilla, la que se repite a lo largo de estos casi 21 años. Miedo al fracaso y al qué dirán. Soy una persona débil: al menor soplido me puedes tumbar al suelo y ten por seguro que ni siquiera intentaré levantarme. Lo aceptaré a desgana.
Aún así, mi alma no está formada solo de materia negativa. El hecho de reconocer todo lo que he escrito anteriormente, me convierte en un ser vivo, un ser que, aunque siempre se esfuerza porque el mundo que le rodea no llegue nunca a descubrirlo, siente, VIVE. Puede que no sea abierto con mis sentimientos, pero ten por seguro que sabré escuchar los tuyos. Es algo que me caracteriza: Escucho, atiendo, intento comprender, y no juzgo. Me siento orgulloso de tener ese don, algo de lo que muy pocos en esta vida pueden presumir.
Y es que precisamente eso me convierte en luchador. ¡No juzgo! Cada cual es libre de hacer y pensar lo que quiera, mientras no haga daño a los demás. Mi lema es: "Haz lo que sea necesario para encontrar TU felicidad, pero sin dañar a los demás". Muy poca gente sigue ese lema y así les va. Yo no es que lo cumpla, pero al menos lo intento.
Y por lo demás... 1,83, ojos verdes, delgadito, más bien tirando a feucho (¿véis como tengo inseguridad en mi mismo?), manos límpidas y pies de infarto. Por mucho que interiormente esté jodido SIEMPRE tendré una sonrisa para todos los demás, SIEMPRE (aunque mi dentadura no sea perfecta).

Ahí sigo, en busca de MI felicidad e intentando no dañar a los demás. Espero que siga así a partir de mis 21 años en adelante. Solo pido eso.

"Lucha de gigantes" - Love of Lesbian & Zahara

domingo, 13 de mayo de 2012

¿Por qué la gente se empeña en inculcarte su modo de ver las cosas?

¿Qué es la felicidad? ¿Es cierto que hay un concepto unánime para definirla? Me niego a creer en ello. Esa palabra no debería existir en el diccionario. Es demasiado preciada como para que una sola persona decida qué o cómo es un 'beatus modus vivendi'.
Mucha gente me dice: "Haz ésto así porque te gustará más", "No hagas eso por Dios, que seguro que está mal", "¿Por qué no haces ésto? Si no lo haces eres tonto, estás desperdiciando tu vida". ¿Perdona? ¿Me puedes explicar quién eres tú para dictaminar qué cosas me hacen a mi feliz? Por muy amigo mío que seas, por muy familiar que me resultes, por muy conocido que seas, no tienes derecho a juzgar lo que es bueno para mí. Yo decido lo que me hace feliz. Es más, ni siquiera lo decido yo, lo decide mi cuerpo, mis gustos, mi subconsciente.
Y todo ésto viene por mi estancia en Londres. Desde que estoy aquí mucha gente me dice: "¿Has ido a X?", "¿Has visto X?", "Imagino que habrás disfrutado de X, ¿no?", "Si yo estuviera ahí haría X", "Cuando veo que estás todo el día en casa me dan ganas de decirte X",... ¡NO! ¡No joder, NO! Si no lo hago mis razones tendré. O simplemente será porque no me gusta lo mismo que a tí, ¿no crees? Simplemente no me divierte ir allí, hacer eso o visitar aquello. ¡No me sale de las narices y punto! ¿No es suficiente para ti? Si quieres hacer eso y a ti te hace feliz ven aquí y hazlo. A mi no me sale del... alma hacer eso y no lo hago.
Y no por eso tienen que recriminarme nada. Mi Yo decide qué le apetece hacer y qué no. Y porque no sea divertido para ellos no significa que a mi no me satisfaga. ¿Que eso es lo que suele hacer todo el mundo o la mayoría de gente? ¡Me parece estupendo! Bravo por ellos, chapeau. Pero que no intenten inculcarme su modo de ver las cosas. Sugerencias acepto, pero desprecios y rechazos por lo que a mi me hace feliz o no o por lo que me gusta o no, no.
Por ahí no paso. 

"When I Held Ya" - Moa Lignell

martes, 1 de mayo de 2012

Despedidas

Siempre me pasa lo mismo. Varios días de felicidad desenfrenada, de despreocupación extrema, y de repente, el vacío. Nada. Un abismo que se cierne en mi corazón. Una sensación fría de vacuidad que recorre cada parte de mi cuerpo, sale del pecho y se extiende a cada extremidad infinita.
Casi todas terminan igual, con esa dicha y esa alegría alejándose, como si en un segundo se esfumara y nunca jamás tuviera que regresar. Nunca quiero que llegue el momento, pero una vez está ahí, lo tengo delante y me abofetea en la cara, es como si extendiera el brazo para cogerlo, pero no puedo; escapa de mis dedos inexorablemente.
Y es que últimamente las he sufrido bastante. Prefiero no contarlas, porque aunque parece que sean pocas, para mi se hacen eternas. Amigos o familiares que vienen de visita, te alegran cada minuto que pasan contigo, ríes, nacen anécdotas que en el futuro recordaréis, te cuentan sus historias, tú les cuentas las tuyas, llega el día D, ¿y qué? Todo eso desaparece físicamente.
De las peores despedidas prefiero no hablar. Esas que sabes que nunca van a regresar, que no tienes opción de volver a repetir. Como si de una cinta VHS se tratara, estas despedidas no las puedes rebobinar, como mucho grabarlas en tu mente para pensarlas después. Nunca he sido de recordar. Llamadme iluso, narcisista incluso, pero prefiero volver a experimentar, antes que tener que recordar, por muy grato que sea el recuerdo.
¿Por qué no podrán durar eternamente esos momentos? ¿Acaso no somos dueños de nuestra vida y nuestras decisiones? ¿No podemos permanecer imperecederamente felices? ¿Quién mueve los hilos de forma que tengamos que despedirnos de la gente? Las despedidas suponen el fin de algo. Lo que yo me pregunto es si también suponen a la vez el comienzo de algo nuevo. Algo confuso.
(Me he decidido a poner una canción al final de cada entrada del blog. Generalmente será la canción que he escuchado mientras he estado escibiendo la entrada. Espero que os ayude a hacer la lectura más amena, como me lo ha hecho a mi la escritura). 
"Shadow Days" - John Mayer

martes, 17 de abril de 2012

¿Queréis saber 5 cosas que me reputean el toto de Twitter?

Vale, como imagino que ya sabréis los 3 o 4 gatos que seguís este blog, últimamente me he enganchado a una red social que todos conoceréis bastante bien: Twitter. Y es que lo mío no es normal, lo reconozco. Puede que incluso me haya enganchado demasiado, pero me resulta agradable, es como una puerta que se me abre al mundo, un punto de conexión gracias al cual permanezco en contacto con gente que quiero, con conocidos e incluso con gente que he conocido en la misma red social y con los que he entablado muy buena conexión. ¿Me distrae de la soledad londinense? Puede. Pero ese no es el caso. De eso ya me encargaré otro día.
El caso que nos atañe hoy es otro. Ya que, al igual que encuentro Twitter una herramienta bastante práctica, también reconozco que tiene sus fallos. Fallos que son UNA PUTA MIERDA ASÍ DE GRANDE, para qué nos vamos a engañar. Yo, que soy un chico muy de hacer rankings, me he decidido a hacer uno de las ‘5 cosas que me reputean el toto de Twitter’. Sin más, paso a analizarlas de menor a mayor grado de aversión:

5 – Ciertos hashtags y TTs en general
No hay odio en el averno ni animadversión en el infierno más profundos que los que yo siento hacia ciertos hashtags que al final acaban coronándose como Trending Topics. A saber: TTs fanáticos (no voy a hablar de las “fanses” más activas en este campo ¡COF!beliebers¡COF!), TTs sobre un tema en concreto (GH, Fórmula 1, fútbol,…) que acaban colapsando la lista de los 10 más hablados, el hashtag promocionado por el propio Twitter (¿alguien le hace caso?) o los TTs que van cambiando cada 2 minutos (los cuales, a las 23:01 son el máximo exponente de la estupidez “tuiteril” pero a las 23:02 nadie se acuerda de ellos, desapareciendo sin dejar huella como dinero desparramado en safaris en Bostwana). ¿”HENCERIO” LA VIDA? Los #hashtags están bien, pero la gente abusa demasiado y sin sentido de ellos…

4 – Indirectas
Vamos a ver almas de cántaro cómo explico esto sin ofender a nadie: ¡SOIS TONTOS! Además, es inútil. Escribiendo tweets del rollo: “¡Que te jodan, ZORRA!”, “Tienes lo que te mereces”, etc., decidme: ¿qué pretendéis conseguir con ello? Si no mencionáis a la persona en cuestión ¿de qué sirve? ¿De desahogo? ¿Cómo te vas a desahogar si nadie se va a dar por aludido? ¿Pretendes hacerte el “chachi-piruli” haciendo que la gente se ponga a pensar si va dirigido hacia ellos o no? Demasiadas preguntas que mi cabeza y mis pies no están dispuestos a responder.

3 – Los pupas y los aludidos en exceso
Esa gente… ¡ESA GENTE! Esa gente que nació quejándose y morirá quejándose. Ellos cuando nacieron pidieron una hoja de reclamación porque todo estaba lleno de sangre… Es normal que en cualquier momento del día (1, 2, 3, 4 veces a lo sumo (¿Creíais que iba a hacer el chiste de “¡DALE!”? ¡Pues no!)) te quejes por algo, ¿pero siempre? Que es ir al TL de estas personas y ver páginas y páginas y páginas y páginas de quejas, llantos, lloros,… ¡Que parece eso el muro de las lamentaciones! ¡Que si le doy a RT, en vez de retweetear, el tweet se pone a llorar! De la gente que se da por aludida sin haberles dicho nada a ellos directamente pero que se creen el ombligo del mundo o al menos de tus tweets prefiero no hablar, que me hierven la sangre. ¡JESÚS, AL CIELO CON ELLOS!

2 – Fallos de Twitter
Esa maravilla de la naturaleza tecnológica... Ese prodigio de las redes sociales… ¿Qué me decís del famoso “¡Vaya! Ya has twitteado eso”? ¡Vaya, TU PUTA MADRE! ¡Pero si ni siquiera he empezado a escribir! Y esos maravillosos RTs y FAVs que sin saber ni cómo ni cuándo ni de dónde han salido, pero parece como si el fantasma de Jack el de Titanic (muy de moda últimamente, se ve que Cameron necesitaba recaudar dinero para Avatar 2 y 3) se te hubiera aparecido y con su dedo tembloroso por la congelación hubiera cogido tu ratón y hubiera empezado a retwittear y favear como si no hubiera mañana. Por no hablar del follow/unfollow involuntario, que te mete en un compromiso más grande que yo qué sé qué… Twitter, si es que peco de inocente y es porque en realidad eres demasiado inteligente y crees saber lo que me gusta o no me gusta, tengo que darte una mala noticia: ¡NO SIRVES NI PARA LOS TELEVIDENTES DE POR LA NOCHE!

1 – Las “Tuitcams” (TCs)
Éste creo que es el hecho principal por el que he decidido escribir esta entrada. Esto sí que me repatea, me desquicia, saca el monstruo que tengo guardado en lo más profundo de mi páncreas y lo hace estallar. Esa espera eterna de 30 segundos que tiene que pasar para que llegue tu comentario… Es que durante esos 30 segundos se ha pasado de hablar de las pirámides egipcias al apareamiento de la zarigüeya, pasando por los sabores de condones, el tiempo en Albacete y la nueva versión de Pitingo. Claro, tu fabuloso comentario de “Pues yo estuve allí y fue precioso” refiriéndote a las pirámides egipcias queda completamente fuera de lugar cuando llega y ya se está hablando del apareamiento de la zarigüeya. Por no hablar de los ‘tropecientosmil’ beliebeDIGO… VIEWERS, que si es una TC reducida todavía, pero como haya más gente que en la Puerta del Sol un 15 de mayo tu comentario queda eclipsado por 21466728 comentarios más y has perdido 30 segundos de tu vida y casi las ganas de vivir. Además, que hay cada personaje haciendo TCs… Fijaos que a veces para dormirme me pongo una y así caigo rendido. ¡MANO DE SANTO, OYE!

Y hasta aquí mi resumen de las 5 cosas que más odio de Twitter. Algún día hablaré de las que sí me gustan pero tranquilos, que a esas solo les puedo dedicar 7 líneas (9 a lo sumo, pero 8 nunca, que es número par y me dan grima). Si has llegado hasta aquí, enhorabuena, has perdido minutos de tu vida y has ganado ganas de matarme, porque no veas el rollazo que te he pegado. Pero tranquilos, como sé que nadie ha llegado hasta aquí despido esta entrada con un sinsentido más grande todavía: ¡HOLA MAMÁ! CÓMPRAME PLÁTANOS PARA CUANDO VUELVA A CASA, QUE AHORA ME APETECE UNO PERO NO TENGO Y TAL VEZ EN AGOSTO, AQUEL DÍA ME VUELVA A APETECER :)

viernes, 13 de abril de 2012

Mentiras

 Hola Dani, ¿te acuerdas de mi? Soy tu conciencia, la que parece que olvidaste junto al cordón umbilical o cada vez que empiezas una mentira. Vengo acompañada de tus remordimientos y te vamos a joder el post, a ver si cambias ya de una vez, que falta te hace hijo... 
 ¿Eres consciente de que si te pusieran un polígrafo serías considerado del 3% de los psicópatas que aunque mienten, el polígrafo determina que dicen la verdad? Lo peor de todo precisamente es eso, que tú mismo te crees tus propias mentiras. Esto hace mucho tiempo que debería habértelo dicho, pero por alguna extraña razón siempre me evitas. Será que tienes miedo a enfrentar tus propias mentiras. O tus propias verdades, que aún es peor.
 Acéptalo: Tu vida gira en torno a miles de ellas. El problema es que no basta con solo aceptarlo, tienes que actuar y cambiar esa asquerosa faceta tuya. Pero claro, ahí está mi enemiga más acérrima: la vagancia, la holgazanería que como si del Diablo del otro hombro que se aparece se tratase, impide que haga mi trabajo. Y claro, la solución más rápida y eficaz que encuentras para salir de tus enredos es mentir. Pero ya estoy harta ¿sabes? ¿No te das cuenta de que así destrozas tu vida?
 Hace días que me harté y estallé, tú sabes muy bien de qué te hablo. ¿Cómo puedes tener la semejante sangre fría de mentir sobre ciertas cosas? Algún día te van a coger, y no esperes que nadie esté ahí para ayudarte, ya que gracias a tus propias mentiras, les habrás perdido.
 Sinceramente creo que lo tuyo roza los límites de la mentira compulsiva, te lo digo muy en serio. Porque no solo te basta con contar mentiras de proporciones épicas, sino que encima exageras cualquier situación (sé que no es una mentira al 100%, pero exagerar es una forma de mentir). Cualquier anécdota que te haya pasado, cualquier situación en la que te hayas visto involucrado, la tergiversas de tal forma que suene mejor, o simplemente para que el público se enganche más a "la historia". De hecho, situaciones que imaginas solo tú las cuentas como si huberan sucedido en realidad, cuando sabes perfectamente que no ha sido así. Pero claro, crees que los demás estarán más atentos a eso que a tu simple y aburrida vida. ¿Puede ser que busques la atención que crees no tener?
 Dime, ¿qué consigues cuando cuentas mentiras? ¿Sentirte bien contigo mismo? Porque te voy a decir que estás bien equivocado; de otra forma, no estarías escribiendo estas líneas. De las cuales encima, tontito de ti, crees que va a nacer la redención que crees necesitar.
 Te digo una cosa muy en serio: Creo que la hostia que deberían haberte dado de pequeño no te la dieron. Así de claro. INTENTA CAMBIAR. CREO QUE TODAVÍA ESTÁS A TIEMPO.

 Y por cierto Dani, ya sé que no viene a cuento, pero ya que por una maldita vez hago acto de presencia, me voy a quedar agusto diciéndotelo: ¿Cuándo dejó de interesarte leer?

domingo, 1 de abril de 2012

¿Os he explicado alguna vez el significado de una sonrisa?

   Una sonrisa es eso que mueve el mundo. Una sonrisa puede cambiar el concepto que tenemos de las personas a priori. Una sonrisa transmite paz, seguridad, alegría, felicidad. Porque las sonrisas hacen sentir bien a la gente, tanto al que sonríe, como al que percibe la sonrisa.
   ¿Nunca os ha pasado con una canción, por ejemplo? Esa canción que escuchas una y otra y otra vez y que sin saber por qué te saca una sonrisa. Tal vez porque te recuerde a un momento gracioso, a una situación que recuerdas con ganas o a un sentimiento de amor o amistad. Otro ejemplo son los bebés. Ese momento en el que un bebé se te queda mirando, con ese brillo en los ojos y acto seguido sus labios se elevan y de la boca sale un gritito apagado. Inocencia en estado puro. Es el mejor ejemplo de que la sonrisa nace con nosotros en el momento en que venimos al Mundo. No es algo que se aprende, es inherente al ser humano.
   Sé que ahora no puedes, pero cuando termines de leer este párrafo cierra los ojos e imagínate a esa persona especial, esa persona que te transmite alegría, que hace que tus días sean especiales, que consigue que aunque sea solo por unos segundos tu cuerpo se relaje hasta tal punto que las comisuras de tus labios se eleven de tal manera que todo a tu alrededor parezca insustancial. Pero vamos más allá. Imagínatelo sonriendo. Que sea él o ella el que te esté mirando fijamente mientras sus labios te observan alegres, mientras los dientes entresalen tímidos del interior de la boca. Vamos a ello. Cierra los ojos y tómate tu tiempo recordando cada palabra que he escrito y recorriendo cada uno de los milímetros de sus labios con los ojos. Hazlo.

   [...]

   ¿Ya? No me digas que no es hermoso. Esa felicidad que irradia es insuperable. ¿Y sabes qué es lo mejor de todo? Que es contagiosa. ¿O me negarás que tú no has sonreído al verle sonreír? Esa clase de cosas son las que mueven el mundo, las que sin explicarnos por qué nos afectan de manera positiva y hacen que observemos las cosas con perspectiva. Es droga en vena, de la que necesitas para sobrevivir. Aunque intentemos ocultarlo, las personas necesitamos esa clase de droga.
   ¿Yo? Con que me digáis que en algún punto de esta entrada, en alguna de las palabras que he escrito, en alguno de los sentimientos que he intentado transmitiros os he robado una sonrisa, con eso me doy por satisfecho. Tan solo con eso, a mi ya me habréis hecho sonreír.

martes, 27 de marzo de 2012

Evasión

Esta primera entrada tenía prevista hacerla menos directa, presentándome tal vez o hablando de algo más general, pero imagino que cuando la inspiración te viene, no puedes remediar concentrarte en eso.

 Entro como cada día a mi habitación. Ese sudor frío que recorre mi mano al rozar el picaporte no está ahí siempre. Solo ésta vez, porque sé que algo malo va a pasar. Sé que algo malo ESTÁ pasando. Abro la puerta y todo sigue igual, nada ha cambiado; tampoco esperaba que lo hiciera (aunque sí lo deseaba). De repente, cierro los ojos y al primer pestañeo los vuelvo a abrir. No hay nada. Ni cama, ni armario, ni cuadros, ni mesa, ni silla. De hecho, ni siquiera el color de la habitación es el mismo. Una habitación blanca, un blanco apagado. Solo una pequeña ventana en lo alto de la pared, de la que se desprende un halo de luz innecesario.
 Imagino que era lo que estaba deseando... Dejo con desdén la mochila desaliñada que llevo, en el suelo. De repente mi cuerpo es invadido por una sensación de paz. Pero una paz inquieta, de esa que sé que no va a durar mucho tiempo. De esa que en realidad te preocupa más que te tranquiliza. Mi cuerpo avanza como si ya supiera lo que debe hacer. Ni siquiera lo pienso, no soy consciente de que necesito dar varios pasos adelante, pero yo los hago. Y como si algo me empujara, me dirijo a uno de los rincones del cubículo en el que se había convertido mi habitación. Mi subconsciente dirige mis pasos y sin pensarlo me siento en el suelo, entrelazo mis brazos con mis rodillas y hundo mi cabeza en ese agujero. Allí, acurrucado, sentado en un lado de la habitación estoy yo.
 Entre tanto sosiego y serenidad que me rodea, mi mente estalla. Como de la nada, como de un punto negro metido en mi cerebro, empiezan a salir imágenes, a expandirse por todo mi cuerpo. Mis venas se saturan de imágenes ya vividas: es mi pasado y también mi presente. Ha estallado en forma de imágenes y, sin poder remediarlo, corretean por mi piel, hasta que se expanden por toda la habitación. ¿Sabes ese momento en el que una bola enorme (a la que el resto de personas llama Mundo), se posa encima de tus hombros y empieza a aplastarte mientras tú intentas hacer fuerza hacia arriba? Pues así estoy yo: acurrucado, con mi cabeza hundida entre mis piernas y soportando aquel Mundo de imágenes. Mi Mundo.
 El corazón empieza a acelerarse. Mi cuerpo empieza a temblar mientras escucho el tintineo de todas las imágenes flotando en aquella blanca habitación. Algo debería pasar en mis ojos. Pero no. Hace tiempo que aprendí a no llorar (una pena, la verdad). Me siento confuso y NO PUEDO MÁS. Ya no.
 Todo aquel arrebato de furia e incomprensión empieza a disiparse al cabo de unos minutos; los minutos más angustiosos de mi vida. De repente, levanto la cabeza y abro los ojos. Mi sombra me observa en la pared, en aquel rincón. Pero la habitación sigue blanca, solo que sin aquellas imágenes extraídas de mi cabeza. Me levanto y me dispongo a salir, cogiendo la mochila tirada en el suelo. Cuando me doy la vuelta y coloco mis dedos en el picaporte vuelvo a pestañear. Como al principio. De repente siento que todas las cosas de la habitación han vuelto a su lugar: la cama, el armario, los cuadros, la mesa, la silla. Pero no me giro a comprobarlo, prefiero recordar la habitación blanca en la que había pasado los minutos más angustiosos de mi vida. Total, estoy convencido que ni ha sido la primera vez ni es la última que entro en esa blanca habitación. Abro la puerta y me voy.