lunes, 11 de junio de 2012

Vacío


Ese agujero en el estómago que se me queda cuando me despido de la gente. Las despedidas (*suspiro*): Menuda puta mierda de invento éste. Me siento inestable, perdido, sin rumbo, mirando hacia ninguna parte. El estómago se me rompe en dos mientras veo alejarse a la gente.
Y no solo me pasa en las despedidas. Ya no hablo del hecho en sí, sino de la sensación. Te invade el frío, el desequilibrio, el sinsentido, la inquietud de una fragilidad que se ve expuesta al exterior. Estás tú frente al resto de peligros que acechan a tu seguridad. Ellos se van, no sabes si volverán, y esa inseguridad crea aflicción. La aflicción se convierte en apatía y pesadumbre. Desgana. Siento desgana por lo que vendrá. Sinceramente, no me importa.
Mis padres cruzan el control de seguridad del aeropuerto y yo sigo mi rumbo después de alzar las manos en señal de "adiós" hacia mis padres. Mi madre me mira con los ojos medio en lágrimas (intenta no llorar porque cree que yo pienso que es innecesario y ridículo). Sé que lo exteriorizo así, pero no soy capaz de decirle que prefiero que llore.
Y así pasan los segundos. Hasta que vuelvo a la normalidad después de escribir estas líneas. Imagino que después de esto no pasará nada, todo seguirá igual y el curso de mi vida no cambiará. Pero ese momento es horrible. Odioso diría yo. ¡No lo soporto!
Ese momento de quebranto.
Y después, durante un tiempo, el vacío.

"Wish You Well" - Katie Herzig

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