martes, 29 de mayo de 2012

Yo


Quedan pocas horas para el 30 de mayo. Mi cumpleaños. Hará 21 años que mi madre sufrió lo indecible para que yo pudiera venir a este mundo.
Recuerdo en mi primera entrada a este blog que dije que un día me presentaría, pero no podía hacerlo en aquel momento porque necesitaba desahogarme, contarle al mundo que necesitaba una blanca habitación para evadirme del Universo. Bien, creo que no hay mejor momento que mis últimas horas con 20 años para presentarme. Más allá, todo será futuro inseguro.
En realidad nunca se me ha dado bien describirme a mi mismo. Será mi inseguridad, será que me conozco poco a mi mismo, o que simplemente no intento conocerme a mi mismo. Será que fuerzo la realidad para amoldarla a mis preferencias (aunque ya podría hacerlo físicamente) y por eso no me conozco... Éste podría ser un buen punto de partida. Soy una persona soñadora, pero que no se esfuerza en llevar a cabo sus sueños. Lo sé. Lo reconozco. Y no sabéis cuánto daño me hago a mi mismo al reconocerlo. Como muy bien dije en una ocasión: "Estoy seguro de que en otra vida yo fui el inventor de la procrastinación".
Evado responsabilidades, de forma que no puedan herirme. Me hiere el miedo. Y a eso precisamente tengo miedo: Tengo miedo al miedo. Es mi peor pesadilla, la que se repite a lo largo de estos casi 21 años. Miedo al fracaso y al qué dirán. Soy una persona débil: al menor soplido me puedes tumbar al suelo y ten por seguro que ni siquiera intentaré levantarme. Lo aceptaré a desgana.
Aún así, mi alma no está formada solo de materia negativa. El hecho de reconocer todo lo que he escrito anteriormente, me convierte en un ser vivo, un ser que, aunque siempre se esfuerza porque el mundo que le rodea no llegue nunca a descubrirlo, siente, VIVE. Puede que no sea abierto con mis sentimientos, pero ten por seguro que sabré escuchar los tuyos. Es algo que me caracteriza: Escucho, atiendo, intento comprender, y no juzgo. Me siento orgulloso de tener ese don, algo de lo que muy pocos en esta vida pueden presumir.
Y es que precisamente eso me convierte en luchador. ¡No juzgo! Cada cual es libre de hacer y pensar lo que quiera, mientras no haga daño a los demás. Mi lema es: "Haz lo que sea necesario para encontrar TU felicidad, pero sin dañar a los demás". Muy poca gente sigue ese lema y así les va. Yo no es que lo cumpla, pero al menos lo intento.
Y por lo demás... 1,83, ojos verdes, delgadito, más bien tirando a feucho (¿véis como tengo inseguridad en mi mismo?), manos límpidas y pies de infarto. Por mucho que interiormente esté jodido SIEMPRE tendré una sonrisa para todos los demás, SIEMPRE (aunque mi dentadura no sea perfecta).

Ahí sigo, en busca de MI felicidad e intentando no dañar a los demás. Espero que siga así a partir de mis 21 años en adelante. Solo pido eso.

"Lucha de gigantes" - Love of Lesbian & Zahara

domingo, 13 de mayo de 2012

¿Por qué la gente se empeña en inculcarte su modo de ver las cosas?

¿Qué es la felicidad? ¿Es cierto que hay un concepto unánime para definirla? Me niego a creer en ello. Esa palabra no debería existir en el diccionario. Es demasiado preciada como para que una sola persona decida qué o cómo es un 'beatus modus vivendi'.
Mucha gente me dice: "Haz ésto así porque te gustará más", "No hagas eso por Dios, que seguro que está mal", "¿Por qué no haces ésto? Si no lo haces eres tonto, estás desperdiciando tu vida". ¿Perdona? ¿Me puedes explicar quién eres tú para dictaminar qué cosas me hacen a mi feliz? Por muy amigo mío que seas, por muy familiar que me resultes, por muy conocido que seas, no tienes derecho a juzgar lo que es bueno para mí. Yo decido lo que me hace feliz. Es más, ni siquiera lo decido yo, lo decide mi cuerpo, mis gustos, mi subconsciente.
Y todo ésto viene por mi estancia en Londres. Desde que estoy aquí mucha gente me dice: "¿Has ido a X?", "¿Has visto X?", "Imagino que habrás disfrutado de X, ¿no?", "Si yo estuviera ahí haría X", "Cuando veo que estás todo el día en casa me dan ganas de decirte X",... ¡NO! ¡No joder, NO! Si no lo hago mis razones tendré. O simplemente será porque no me gusta lo mismo que a tí, ¿no crees? Simplemente no me divierte ir allí, hacer eso o visitar aquello. ¡No me sale de las narices y punto! ¿No es suficiente para ti? Si quieres hacer eso y a ti te hace feliz ven aquí y hazlo. A mi no me sale del... alma hacer eso y no lo hago.
Y no por eso tienen que recriminarme nada. Mi Yo decide qué le apetece hacer y qué no. Y porque no sea divertido para ellos no significa que a mi no me satisfaga. ¿Que eso es lo que suele hacer todo el mundo o la mayoría de gente? ¡Me parece estupendo! Bravo por ellos, chapeau. Pero que no intenten inculcarme su modo de ver las cosas. Sugerencias acepto, pero desprecios y rechazos por lo que a mi me hace feliz o no o por lo que me gusta o no, no.
Por ahí no paso. 

"When I Held Ya" - Moa Lignell

martes, 1 de mayo de 2012

Despedidas

Siempre me pasa lo mismo. Varios días de felicidad desenfrenada, de despreocupación extrema, y de repente, el vacío. Nada. Un abismo que se cierne en mi corazón. Una sensación fría de vacuidad que recorre cada parte de mi cuerpo, sale del pecho y se extiende a cada extremidad infinita.
Casi todas terminan igual, con esa dicha y esa alegría alejándose, como si en un segundo se esfumara y nunca jamás tuviera que regresar. Nunca quiero que llegue el momento, pero una vez está ahí, lo tengo delante y me abofetea en la cara, es como si extendiera el brazo para cogerlo, pero no puedo; escapa de mis dedos inexorablemente.
Y es que últimamente las he sufrido bastante. Prefiero no contarlas, porque aunque parece que sean pocas, para mi se hacen eternas. Amigos o familiares que vienen de visita, te alegran cada minuto que pasan contigo, ríes, nacen anécdotas que en el futuro recordaréis, te cuentan sus historias, tú les cuentas las tuyas, llega el día D, ¿y qué? Todo eso desaparece físicamente.
De las peores despedidas prefiero no hablar. Esas que sabes que nunca van a regresar, que no tienes opción de volver a repetir. Como si de una cinta VHS se tratara, estas despedidas no las puedes rebobinar, como mucho grabarlas en tu mente para pensarlas después. Nunca he sido de recordar. Llamadme iluso, narcisista incluso, pero prefiero volver a experimentar, antes que tener que recordar, por muy grato que sea el recuerdo.
¿Por qué no podrán durar eternamente esos momentos? ¿Acaso no somos dueños de nuestra vida y nuestras decisiones? ¿No podemos permanecer imperecederamente felices? ¿Quién mueve los hilos de forma que tengamos que despedirnos de la gente? Las despedidas suponen el fin de algo. Lo que yo me pregunto es si también suponen a la vez el comienzo de algo nuevo. Algo confuso.
(Me he decidido a poner una canción al final de cada entrada del blog. Generalmente será la canción que he escuchado mientras he estado escibiendo la entrada. Espero que os ayude a hacer la lectura más amena, como me lo ha hecho a mi la escritura). 
"Shadow Days" - John Mayer